miércoles, 23 de julio de 2008

Pioneros / Claudio Luti

Desembarco en Palermo Viejo

Con una colección de muebles diseñados por figuras de renombre, la firma italiana Kartell, que abrió un local en Buenos Aires, llevó al mercado internacional productos que son iconos de moda



Con una colección de muebles  diseñados por figuras de renombre, la firma italiana Kartell, que abrió un local en Buenos Aires, llevó al mercado internacional productos que son iconos de modaSillón Pop, de Piero Lissoni y Angelo Cortesi (2006)

La afamada marca de mobiliario italiano Kartell abrió un local exclusivo en Palermo, de la mano de Manifesto, donde se puede admirar la colección completa creada por los más renombrados diseñadores. La historia de Kartell merece ser contada. A comienzos de los años noventa, los grupos italianos Memphis y Alchimia sumaban adeptos en todo el mundo, con una nueva visión post-industrial que rescataba el diseño relacionado con el producto artesanal. A contramarcha de esta fuerte tendencia, Claudio Luti decidió reflotar la industria de equipamiento plástico familiar. Con sólo cinco años al frente de la firma, logró conquistar la atención de grandes figuras internacionales como Philippe Starck, Ron Arad, Achille Castiglioni o Enzo Mari y que sus muebles se convirtieran en iconos de la moda apenas salían de la fábrica.

-¿Cómo nace Kartell como empresa de equipamiento?

-Kartell existía hace treinta años cuando yo me hice cargo de su presidencia, en 1988. Era una firma dedicada a producir objetos de plástico. Yo venía de trabajar en Versace y estaba acostumbrado a un entorno cotidiano donde se respiraba innovación, calidad y creatividad. Entonces mi primer objetivo fue investigar y experimentar la forma de llevar esos conceptos al plástico.

-¿Se trató de una investigación morfológica o también sobre la materia prima?

-Ambas. El primer producto que elaboramos junto a Philippe Starck en 1988 fue Dr. Glob, una silla de la que fabricamos 100 ejemplares. En esa silla integramos el plástico con el metal e incorporamos angulaciones que requerían de un nuevo manejo del centro de gravedad. Pero todavía trabajábamos en polipropileno opaco, aunque habíamos cambiado la textura sumando a la mezcla un 20% de talco.

-¿Además de los destacados diseñadores que convoca, tiene un departamento propio de diseño?

-No, mi decisión desde el principio fue asociar la marca con los mejores exponentes del diseño mundial. Trabajan en forma continua para la firma, no son asociaciones ocasionales. Nos encontramos una vez por mes.

-¿ Cuánto tarda en promedio el desarrollo de cada producto?

-Alrededor de dos años y medio. Es mucho tiempo y energía puestos en llevar las ideas al producto real. Pero luego podemos llegar a fabricar series de 130.000 o 150.000 piezas al año.

-¿Todos se fabrican en Italia?

-Sí, totalmente. Debe ser así para asegurar el estándar de calidad que tiene cada silla, cada mueble que producimos.

-¿Cuál fue el más difícil de fabricar?

-La Marie, nuestra primera silla transparente. No había experiencias anteriores a escala industrial. Y aunque el policarbonato es muy resistente, había que vencer su flexibilidad a la hora de resistir peso. No teníamos ninguna garantía. Cuando la presentamos en el Salón del Mueble de Milán de 1996, un robot de Fiat golpeaba la silla para demostrar su resistencia. Fue un momento muy especial, pudimos mostrarle al mundo algo nuevo.

Por Valeria Melon
Para LA NACION

En Internet

www.kartell.it



Fuente: http://www.lanacion.com.ar

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